Seguro que cuando vemos en las series norteamericanas esas urbanizaciones en las que todos los vecinos se llevan bien e incluso se llevan tartas para recibir a los nuevos del barrio, nos echamos a reír. Nuestra realidad es muy distinta: cada día lidiamos con vecinos de todo tipo: los que nunca saludan, los que siempre van gritando, los que parece que tienen una guardería en lugar de hijos, la ancianita con fuerza descomunal cargada de bolsas del mercado… Nuestra comunidad es un show donde lo que no falta es el ruido, y no el de los pajarillos, precisamente.
Lo cierto es que en muchas ocasiones, un simple ruido puede pasar de ser normal a convertirse en un verdadero problema que afecte a tu bienestar y a tu salud. Por eso, si tienes vecinos ruidosos y no sabes qué hacer, te ayudamos a descubrir las claves para saber ponerle solución, cómo afrontarlo, incluso te contamos si la ley te ampara en caso de que consideres tomar medidas legales. Y así puedas disfrutar de una convivencia, cuanto menos, llevadera.
El diálogo siempre debe ser la primera opción
Hablar o no hablar, he ahí la cuestión. En realidad, no hay cuestión, porque hablar siempre es la respuesta. Si tienes vecinos ruidosos, lo primero que tienes que hacer es vestirte con tu traje de empatía y dialogar con ellos. Si todo fluye bien, como la mayoría de los conflictos vecinales, todo se arreglará en esta primera fase
Lo más importante es que no vayas a hablar con el vecino ruidoso en el momento en el que se está produciendo el ruido: esto provocará broncas y ningún éxito en la negociación. Por eso, desde la tranquilidad, y aunque pueda parecerte una tontería, siéntate delante de un papel y estructura un pequeño discurso. Recuerda:
- No pierdas la calma (o que solo sea en tu mente). La calma se muestra tanto en el tono de voz como en los gestos. Llama a su puerta, mantén una distancia, no seas agresivo ni corporal ni oralmente y elige tus formas y palabras de forma adecuada. Es mejor el cómo decimos que el qué.
- Usa palabras correctas, claras, pero las que uses de manera habitual. No hables como si de repente te hubieras graduado en lengua castellana y ni tú mismo sepas de dónde estás sacando tu vocabulario.
- Actúa con asertividad: esto implica que no le expones el problema atacándole, sino desde tu perspectiva y el por qué te supone una molestia. Por ejemplo “tu ruido me perjudica porque me acuesto temprano para trabajar y no puedo dormir bien…”. “Al tener la televisión alta, mis hijos se despiertan y no duermen bien…”.
- Sonríe, sé amable. Puede que el vecino no sea consciente de que está haciendo ruido con su comportamiento. Es decir, no tienes por qué pensar que lo está haciendo a propósito. Sea como sea, ofrece conciliación, claridad y postura de solucionar los inconvenientes.
- Ser amable no es ser tonto: mantente firme en tu postura.
- Observa las reacciones y la actitud del vecino ruidoso: esto te ayudará mucho a saber sus intenciones y te dará pistas sobre si el ruido va a cesar, si la situación la va a seguir porque no importa nada de lo que estás diciendo o si incluso vas a tener que tomar medidas legales.
Los 3 tips:
- No es una venganza.
- No es una amenaza.
- No es una pelea.
Si no te ves con valor o motivación suficientes o, simplemente, por cuestiones de tiempo, no puedes reclamar el ruido a tu vecino, puedes acudir a la comunidad de vecinos. Habla con más vecinos, con el presidente o con el administrador de la finca y exponerles el problema (aunque seguro que ya sabrán de qué se trata porque los ruidos del vecino habrán trascendido a todos los propietarios). Ellos conocerán mejor los estatutos de la comunidad y deberán saber mejor cómo actuar ante estos casos: mediarán con el vecino problemático y tomará, en caso del administrador, las medidas legales que estime oportunas, sin que tú tengas que tomarte quebraderos de cabeza extra.
Recuerda que antes de poner el grito en el cielo debes plantearte que los ruidos son verdaderamente importantes. Esto implica que sean frecuentes: imagina un ruido puntual de unos golpes a las 7 de la mañana de un domingo, o una fiesta el día de San Juan durante toda la madrugada, pero que no se volvió a repetir. Comprende que tú también puedes hacerlo un día, o estar una semana liado con obras, y no por eso te conviertes en un vecino ruidoso y denunciable. Por eso, diferencia entre ruido esporádico y frecuentes, habituales, continuados, y sé comprensivo. O piensa que no es lo mismo el nivel de ruidos o los horarios de silencio en una casa con niños pequeños que un piso en los que vive una sola persona. Tranquilo, piensa, empatiza y, después, actúa.
La normativa de ruidos
Tras haber dialogado con nuestro vecino, debemos dejar un margen de unos días para ver si nuestra actuación ha dado sus frutos. Si ni el diálogo ni la mediación funcionan, no te preocupes, la normativa de ruidos nos protege en muchos casos.
La normativa de ruidos se condensa, de menor a mayor rango, en los estatutos de la comunidad, las regulaciones y ordenanzas municipales y las leyes estatales y europeas.
- Estatutos de la comunidad: No son obligatorios, pero las comunidades de más reciente creación suelen disponer de ellos. Es una regulación más concreta y adaptada a las necesidades de los propietarios. Es bueno establecer en los estatutos las horas y los días de la semana en los que se permiten los ruidos.
- Regulaciones y ordenanzas: Cada Ayuntamiento tiene sus ordenanzas y cada Comunidad Autónoma tiene sus reglamentos. En ellos se pueden consultar los días, horas y, sobre todo, los decibelios de ruido que se pueden alcanzar en las comunidades de vecinos.
- Leyes estatales: La Ley de Propiedad horizontal es la ley más importante a nivel estatal. El artículo 7.2 nos dice, literalmente que “Al propietario y al ocupante del piso o local no les está permitido desarrollar en él o en el resto del inmueble actividades prohibidas en los estatutos, que resulten dañosas para la finca o que contravengan las disposiciones generales sobre actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas.”. En este sentido, nos permite requerir el cese del ruido en caso de actividades molestas o insalubres, mediante el escrito de cesación. Si este escrito no surte efecto, se pueden tomar medidas a través de juicio ordinario, para lo que se tiene que contar con la autorización de la comunidad de vecinos. La ley 37/2003 conocida como la ley del Ruido, es más concreta y se centra en la prevención, vigilancia y reducción de la contaminación acústica.
- Leyes europeas: Directiva Europea 2002/49/CE, sobre evaluación y gestión del ruido ambiental.
Hay que tener en cuenta que el vecino puede ser un inquilino no propietario (un alquilado): en estos casos, debemos ponernos en contacto con el propietario del piso. Este deberá ser quien le conmine a cesar en la actividad molesta o incluso tomar medidas más negativas, puesto que la ley de arrendamientos urbanos (artículo 27.2: “Además, el arrendador podrá resolver de pleno derecho el contrato por las siguientes causas: … e) Cuando en la vivienda tengan lugar actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas”) autoriza al arrendador a que ponga fin al contrato de alquiler por actividades molestas. Deberá hacerlo, ya que si no, el propietario es el que responderá de las medidas legales.
¿Se puede denunciar a un vecino ruidoso?
Si el problema es mayor de lo que había parecido en un principio, no te preocupes. Tienes la posibilidad de denunciar a los vecinos molestos mediante diferentes vías. Cuando emprendes vías que implican trámites, deberás tener en cuenta que el proceso puede alargarse en el tiempo. Por eso, si te planteas qué hacer con los vecinos molestos mientras las medidas que te vamos a explicar a continuación están en marcha, debes acudir a la policía. Intenta medir el ruido o, tras la denuncia, que sea la policía la que mide los decibelios. La policía es la única que parará este comportamiento en lo que se tramita el proceso, y reducirá al mínimo los ruidos. Presenta tu denuncia:
- De modo meditado, por escrito, en la comisaría.
- De modo urgente, cuando tiene lugar el ruido, llamando al 112. Esto permitirá que la policía mida los decibelios in situ. La llamada, además, queda grabada y servirá como prueba.
Hoy día, en existen seguros de hogar con cláusulas que nos protegen de daños por ruidos. Infórmate en lo que se insta y dura el procedimiento para que puedas optar por un aislamiento acústico de tu vivienda. No solo en tu casa, sino el seguro de la comunidad puede contener una cláusula que permita a esta indemnizar a los vecinos y proporcionar subvenciones para material aislante y cambios en las paredes del edificio.
Ayuntamiento
Poner una denuncia a los vecinos ruidosos en el Ayuntamiento es lo más normal. La Administración iniciará procedimiento de inspección y, si lo estima procedente, tomará las medidas oportunas para que cesen los ruidos. Estará legitimado para imponer las sanciones e incluso otras medidas más graves: piénsese, por ejemplo, si se trata de un local el que ocasiona los ruidos, en su clausura temporal o definitiva.
Abogado y procurador
Si el Ayuntamiento no ha estimado nuestra denuncia o no ha llevado a cabo ninguna de las medidas que hemos solicitado en un plazo de tres meses desde que interpusimos la denuncia, no todo está perdido. Podemos acudir a los juzgados de lo contencioso administrativo e interponer un recurso. Este recurso no es contra el vecino, es contra la inactividad del Ayuntamiento, es decir, le estamos pidiendo a la justicia que actúe para que requiera al Ayuntamiento que se manifieste, que no “ignore” la denuncia que hemos presentado. Este escrito lo podremos formular nosotros mismos, conforme a un modelo que nos puede dar el propio Ayuntamiento o descargar desde internet.
En caso de que sigamos obteniendo negativas, tenemos la opción de interponer una demanda civil. Para este tipo de acciones, la comunidad de vecinos necesitará valerse de abogado y procurador, cosa que supondrá un gasto extra y tendremos que valorar si nos merece la pena o no seguir adelante. No así, la mayoría de los seguros comunitarios ofrecen en su póliza coberturas de asistencia legal y es preferible no descartar solicitar a un tribunal de justicia civil la cesación de actividades molestas, como el ruido, con el fin de que cuantifique el posible daño o perjuicio como consecuencia del ruido. Ya nos permitirá movernos con una cuantía fijada económicamente que nos facilitara el camino y no seguir reclamando un abstracto.
La vía penal
Esta opción es la última, la más drástica y la que debe elegirse como última opción, restringida a los casos realmente graves. Un riesgo muy grave es aquel que afecte con peligro evidente a tu salud o atente a tu bienestar con manifiesto peligro. Así, el ordenamiento jurídico te permite acudir a la vía penal, interponiendo una denuncia o querella criminal.
Por lo serio y grave de la acusación, debes asegurarte los medios de prueba necesarios para demostrar la situación reiterada de ruidos, así como que estos superan los límites establecidos en la normativa aplicable. Es vital constar de un atestado de la Policía Local en el que quede constancia de los decibelios medidos conforme a las formas legales y de, por ejemplo, el testimonio del resto de los vecinos o pruebas médicas de afectación a la salud.
Ahora que ya sabes lo que puedes hacer en caso de que tengas vecinos ruidosos, esperamos que te sea más fácil actuar cuando algo te molesta y sientas que la situación se te escapa a tu conocimiento. Recuerda respirar, tranquilizarte, tener paciencia. Comprender que tú también puedes ser ese vecino y no ser un tiquismiquis. Y, si después de contar hasta diez, hasta cien o hasta un millón, la molestia trasciende el límite de lo normal, no dudes ponerte a trabajar con las herramientas que te hemos enseñado. Así te asegurarás tu bienestar y tu tranquilidad, el de toda la comunidad de vecinos y ¿quién sabe si hasta un bizcocho de yogur y limón para la merienda?