Cualquier incidencia en un electrodoméstico resulta siempre inoportuna y fastidiosa. Pero en el caso de los frigoríficos y congeladores existe un problema adicional:
El importe de los alimentos que se han perdido puede superar al de la propia reparación de la nevera, y muy especialmente si teníamos nuestro congelador repleto de chuletones o selectas piezas de pescado, por ejemplo:
Lo que muchas personas no saben es que puede ser que su seguro de hogar cubra las pérdidas de productos perecederos, y no reclaman la correspondiente indemnización por este concepto.
Evidentemente, la compañía aseguradora nunca va a recordarle al atribulado cliente que tiene contratada dicha cobertura, así que somos nosotros los que tenemos que estar atentos para no perder algunos cientos de euros a los que quizá tengamos derecho.
¿El seguro de hogar se hace cargo de la avería del frigorífico?
Para que el seguro repare tu frigorífico deberás tener contratados estos riesgos:
- Fenómenos eléctricos y caída de rayos: si la avería se debe a estas causas, tu frigorífico será reparado.
- Daños por agua: una avería eléctrica en la nevera, causada por agua procedente de una fuga, también será reparada.
- Fenómenos atmosféricos: si tu refrigerador se ha mojado y estropeado a causa de la entrada de agua por un tejado levantado, o debido a una inundación provocada de forma natural, el seguro procederá a reparar el frigorífico.
El seguro de electrodomésticos y su cobertura
No debemos confundir las coberturas anteriormente descritas con las del seguro de averías de electrodomésticos.
Esta es una cobertura adicional de elevado importe y no está disponible en todas las compañías.
Contratándola, cualquier tipo de avería será reparada, sin importar si la causa de la misma es externa o si se trata de una avería producida por el uso normal del aparato.
Además, las reparaciones o indemnizaciones están supeditadas a que el aparato no supere la antigüedad máxima estipulada en el contrato de seguro.
Si la contratas, guarda siempre todas las facturas de compra de todos tus electrodomésticos.
¿Me cubre mi seguro de hogar los alimentos del frigorífico?
Al igual que sucede con la reparación de la nevera, nuestro seguro nos cubrirá esos gastos si en nuestras pólizas de hogar disponemos de una cobertura que así lo indique.
Cada compañía maneja esta cobertura de forma distinta, por lo que tendremos que examinar minuciosamente la póliza que hemos firmado.
Todo lo que debes hacer
En caso de un siniestro que afecte a tu frigorífico, procederás de la siguiente forma:
- Lo primero es comprobar en las condiciones particulares de tu seguro de hogar si tienes contratada la cobertura de pérdida de alimentos refrigerados.
- En caso afirmativo, en las condiciones generales estará descrito el alcance de la cobertura y el importe máximo de la indemnización, que suele oscilar entre los 200 y los 350 euros, según la compañía.
- En ciertas compañías la cobertura mencionada puede ser 100% independiente y cobrarás siempre, cualquiera que sea la causa de la parada del refrigerador.
- En otras, estará incluida en las coberturas de daños por agua, riesgos eléctricos y fenómenos atmosféricos. En todos esos casos tendremos derecho a ser indemnizados. No será así cuando la avería se haya producido de manera espontánea.
- Aunque las aseguradoras no suelen poner demasiadas trabas en este tipo de siniestros, tampoco está de más hacer una relación escrita de los alimentos que se han echado a perder y sacar unas fotografías.
Y recuerda que siempre debes dar el parte a la aseguradora antes de que hayan transcurrido siete días desde la ocurrencia del siniestro.
Preguntas más frecuentes
Como complemento, vamos a resolver algunas cuestiones, relacionadas con nuestras neveras, y que pueden ayudarnos a detectar incidencias serias.
¿Por qué se congela el frigorífico?
Cuando observemos que se forman placas de hielo en el interior del refrigerador, el fenómeno puede deberse a cualquiera de estas causas:
- El termostato está en una posición de excesivo frío: el compresor frigorífico funciona durante demasiado tiempo y provocando en el evaporador temperaturas bajo cero.
- Hemos dejado la puerta mal cerrada o abierta: la humedad del aire exterior se condensa en los evaporadores, congelándose finalmente porque el compresor no para de funcionar, debido a que la temperatura del interior de la nevera es demasiado alta.
- Los burletes están en mal estado: continuamente se cuela aire del exterior, con un efecto similar al anterior.
- Hemos llenado el refrigerador de golpe: al introducir demasiada mercancía caliente, la temperatura sube y el compresor no para de funcionar durante varias horas, hasta que el interior de la nevera vuelve a estar lo suficientemente frío.
- Hay poco gas refrigerante en el circuito: fenómeno que puede deberse a un poro infinitesimal en el circuito o a una fuga por la válvula de carga. Cuando esto ocurre, se produce falta de enfriamiento y el compresor no para de funcionar, produciendo el hielo. Sin embargo, la nevera enfría poco.
- Desgastes o desajustes internos en el compresor frigorífico: el motor no comprime bien el refrigerante, con la consiguiente falta de rendimiento. Se reproduce el fenómeno anterior.
¿Qué hacer si el frigorífico deja de enfriar?
Si nuestro refrigerador deja de enfriar, seguiremos estos pasos para intentar detectar posibles averías en nuestros frigoríficos:
- Comprobaremos que el interruptor de encendido está accionado y que el termostato se halla en la posición adecuada.
- Verificaremos si hay algún burlete roto, deformado o despegado.
- Si oímos que el compresor funciona, será un técnico quien deberá verificar si la avería se debe a una fuga de gas refrigerante o a que el compresor está dañado internamente.
- Si el compresor no funciona, el técnico comprobará si existe un problema en el circuito eléctrico o en el termostato. Si no es así, esta es la señal de que el motor eléctrico del compresor se ha quemado.
¿Cómo funcionan los frigoríficos no frost?
Los refrigeradores no frost son aquellos que incluyen un sistema automático que impide la formación de hielo en el interior. Los hay de cuatro tipos:
- Con resistencias eléctricas de silicona: cuando es necesario se activan unos minutos, derritiendo el hielo formado. Este sistema solo se encuentra en los refrigeradores ‘no frost’ más antiguos.
- Con ventilador auxiliar: cuando se detiene el motor de la nevera, se activan los ventiladores provocando que se funda el hielo.
- Con sistema de inversión de ciclo: cuando el sistema detecta hielo en el evaporador, se invierte el ciclo frigorífico y se inyecta internamente gas caliente por unos segundos, deshaciendo el hielo.
- Sistema mixto de desescarche: se combina el sistema de inversión de ciclo con el de ventilador auxiliar. Más habitual en refrigeradores domésticos de gran tamaño y en aparatos de uso hostelero o comercial, en los que las aperturas de puertas son muy frecuentes.
¿Cómo saber si un frigorífico es no frost?
Es habitual que los fabricantes incluyan esa denominación en la parte frontal del aparato o en alguna zona visible del interior.
Cuando no existe esa indicación, es probable que nuestra nevera no disponga de ese sistema. En ese caso, podemos realizar las siguientes comprobaciones:
- Si en el interior existe un pequeño ventilador, es casi seguro que nuestro frigorífico lo utilice, además de para repartir uniformemente el aire frío, para desescarchar el interior cuando es preciso.
- Otra comprobación consiste en averiguar si en la parte trasera hay una bandeja que contiene un poco de agua. Esa agua procederá de la escarcha deshecha en el interior por el sistema no frost.
Y si las comprobaciones anteriores resultan ser negativas, el último recurso que nos queda es consultar el manual del refrigerador para confirmar que nuestra nevera no dispone de ese sistema.