Qué es un aval: definición y concepto
El aval es una forma de hacer responsable a una persona del cumplimiento de una obligación de otra persona si esta última no puede responder ante esa obligación.
Por ejemplo, Luis quiere alquilar un piso, pero al ser estudiante, su casero le pide una garantía de pago. Para ello, Luis pone a su madre como aval en el contrato de arrendamiento. De esta forma, si Luis no puede pagar la mensualidad en alguna ocasión, su madre tendrá que responder ante el casero y abonarla por contrato.
Tipos de avales
El del ejemplo de Luis es uno de los múltiples escenarios donde puede se puede exigir un aval. Para adaptarse a todas las situaciones, existen varios tipos de avales, en función de las necesidades del contrato:
- El primero es el aval financiero, muy común en préstamos o créditos en los que el banco quiera asegurarse de recibir un pago.
- El aval técnico es aquel que garantiza obligaciones no económicas, como por ejemplo, el cumplimiento de plazos de un servicio.
- El aval económico es el que obliga al aval a realizar un pago atrasado, como sería el caso de Luis en su contrato de alquiler.
Además, según la entidad que responde por la obligación, encontrarás:
- El aval personal, que es cuando quien se compromete al pago de la deuda es una persona física o jurídica.
- El aval bancario, que es cuando quien responde ante el incumplimiento es una entidad financiera.
Partes que intervienen en un aval
Hay tres figuras esenciales en un aval, como explica el Portal Cliente Bancario del Banco de España:
Avalista
Es quien respalda a la persona que solicita el aval, en caso de esta no cumpla con sus obligaciones. Por lo tanto, es quien ofrece la garantía de pago.
Siguiendo con nuestro ejemplo, el avalista es la madre de Luis.
Beneficiado
Se trata de la persona que recibiría la compensación en caso de incumplirse el pago. En el ejemplo, el casero de Luis sería la persona que se beneficia del aval.
Avalado
El avalado es la persona que recibe el respaldo del avalista.
Requisitos necesarios para pedir un aval
Requisitos para conseguir un aval personal
Para solicitar un aval personal, no hay requisitos para el avalado. En el caso del avalista, este tiene que ser una persona mayor de edad, con solvencia y unos ingresos estables para poder respaldar a quien avala.
Requisitos para conseguir un aval bancario
Sin embargo, para un aval bancario, es posible que la entidad financiera quiera ciertas garantías sobre el avalado, dado el riesgo que va a asumir.
Para ello, es posible que estudie el caso del avalado con especial atención a la capacidad financiera y solvente para determinar si ofrece o no el aval y, en caso de que así sea, si este es total o parcial.
En el aval bancario, tendrán que figurar de forma clara e inequívoca el avalista, el avalado y el beneficiario, la obligación sobre la que actúa el aval, la duración en el tiempo para exigir garantías, las condiciones necesarias para cancelarlo y las comisiones que se van a aplicar para este tipo de servicio por parte de la entidad financiera.
Cuándo y cómo pedir un aval
Cuando una persona necesita financiación o alguna otra cosa que requiera de cierto tipo de seguridad y garantías para otra persona, el aval es una figura más que frecuente.
De hecho, es muy común que las pymes y los autónomos que estén empezando o que no tengan liquidez en un momento dado, necesiten de un aval para poder obtener financiación.
En ese caso, tendrán que acudir a la entidad bancaria e informarse de los requisitos que exigen a los avalados, ya que pueden variar de una a otra.
Por lo general, los bancos suelen requerir estar al corriente de pagos con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, y algunos documentos importantes sobre la actividad económica de la empresa, como las cuentas y la memoria de la actividad económica, si la hay.
Coste de pedir un aval
Como la mayoría de los productos financieros, un aval bancario lleva asociada una comisión por formalización, que se da al inicio del aval, y una comisión por riesgo que puede ser trimestral.
Los porcentajes de estas comisiones dependen de cada entidad financiera y, por supuesto, de la suma a avalar.