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Si así te ha ocurrido, habrás tenido que echar mano a la cartera, de forma inesperada, para realizar una costosa reparación o incluso adquirir un aparato nuevo.
Seguramente te interesará saber que puedes cubrirte las espaldas antes estos gastos imprevistos, añadiendo a tu seguro de hogar la cobertura de daños eléctricos.
Y lo mejor de todo es que el aumento de precio de tu póliza será prácticamente irrelevante.
Un daño eléctrico es cualquier desperfecto originado en un aparato conectado a la red eléctrica, y cuyo origen se encuentra en una alteración de la tensión suministrada por la compañía o por la caída de un rayo en la vivienda o edificio de viviendas.
En caso de sobretensión o rayo, suelen quemarse los motores eléctricos o circuitos de los electrodomésticos de gama blanca. Por su parte, en los aparatos tecnológicos, como televisores u ordenadores, lo que se queman son las fuentes de alimentación y las placas electrónicas internas.
Los excesos de tensión accidentales en la red provocan que motores eléctricos, transformadores y dispositivos electrónicos de control se vean sometidos a un voltaje excesivo, lo que causa un sobrecalentamiento continuado que suele terminar con el quemado de las bobinas de motores y transformadores, placas o controles electrónicos, e incluso parte del cableado interno.
En el caso de que un rayo caiga directamente en nuestro inmueble, la cosa puede ser mucho peor, ya que el exceso repentino de tensión es de una intensidad altísima.
Un rayo puede fulminar varios aparatos eléctricos enchufados en una décima de segundo, así como causar importantes daños adicionales en el conjunto de la instalación eléctrica de nuestro domicilio.
Incluso puede provocar un incendio si los dispositivos afectados se encuentran cerca de materiales fácilmente combustibles.
Para que los daños eléctricos estén incluidos en el seguro de hogar, primero tenemos que contratar esa cobertura específica. No todas las compañías ofrecen las mismas condiciones, pero en general los daños eléctricos cubiertos por el seguro corresponden a:
Suelen quedar excluidos de los daños eléctricos del seguro los aparatos de poco importe, como secadores de pelo, planchas y batidoras, aunque en algunas compañías existe la posibilidad de añadirlos.
Existen diferencias según la compañía y la modalidad de la póliza de hogar, pero en general, nos encontraremos con las siguientes situaciones, todas ellas deberían estar previstas en el articulado de tu seguro de hogar:
Y lo más importante: el seguro no cubrirá ningún daño eléctrico sufrido si se comprueba que la totalidad de la instalación eléctrica no está realizada conforme a las exigencias de la normativa vigente.
Como en cualquier otro siniestro, no debemos postergar el momento de comunicación formal al seguro. El plazo habitual es de 7 días naturales desde la ocurrencia del mismo.
Es posible que la compañía envíe a nuestro domicilio a un perito para que realice una evaluación preliminar. Esa primera visita es de máxima importancia, ya que el perito es la persona que decide si procede o no reparar el aparato dañado por un fenómeno eléctrico.
Si nuestra instalación eléctrica cumple la normativa y el perito no sospecha que el dispositivo averiado supere la antigüedad estipulada, dará el visto bueno a la reparación, tras comprobar con la compañía eléctrica la existencia de sobretensión u otras alteraciones accidentales.
Si se trata de un rayo, también comprobará los datos meteorológicos correspondientes a la fecha del siniestro.
Una vez autorizada la reparación, el camino más sencillo para el asegurado es dejar que sea la compañía quien se encargue de enviar a un técnico cualificado para realizar la intervención técnica.
El primer paso es realizar una reclamación personal a la compañía, aportando las pruebas pertinentes, en función de la causa aducida por la aseguradora para denegar la prestación: